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Actualmente la percepción de lo que implica comer sano varía bastante entre individuo e individuo. Para la mayoría, este concepto se ha ido complicando con los años, en muchos, incluso causando miedos innecesarios alrededor de alimentos perfectamente nutritivos. Lo que era previamente sencillo y de sentido común se ha convertido en un tema de discusión a nivel global, proponiendo extremos que se contradicen entre ellos y que claramente, no han servido de mucho o /será que han causado más daño que bienestar?


Dejando a un lado la alta incidencia de enfermedades del corazón, diabetes y cáncer (insertar estadística) aun con este supuesto avance y compresión de las consecuencias de ciertos alimentos en la salud humana, se pretende reflexionar la relación entre la masificación de información referente al comer saludable y la detonación de trastornos alimenticios. 


Se han observado algunos comportamientos preocupantes alrededor de la comida, cuando la intención de las personas se intensifica por comer saludable, cuidarse y hacer dieta, tales como restricción excesiva, seguir lineamientos rígidos y evitar grupos alimenticios y hasta macro-nutrientes completos; una obsesión por las calorías, poner etiquetas a alimentos de buenos y malos, aislamiento social, para evitar situaciones que sienten como tentación, ejercicio excesivo, estrés emocional, ansiedad, culpabilidad, vergüenza cuando se consumen alimentos etiquetados como “insanos” o cuando se desvían del ideal en mente, imagen corporal negativa, una obsesión por el número en la báscula y una constante inconformidad con el cuerpo, abandono del gusto de comer, perdiendo la habilidad de disfrutar la comida debido a una preocupación excesiva del contenido nutricional y de los supuestos efectos negativos.  Un autoestima deteriorado, por supuesto algunos hasta un detrimento a la salud física y finalmente un impacto negativo en la calidad de vida, al darse cuenta que la comida y sobre todo la intención de llevar una dieta, les ha quitado años de sus vidas, sin mucho éxito, aplazando otros proyectos y sueños.


Aunque el desarrollo de cualquier trastorno en la salud mental es un tema complejo y una combinación de situaciones genéticas, de personalidad y del entorno, lo anterior suena como una receta sin falla para la cocción de un perfecto y duradero trastorno alimenticio. 


Se hace mas probable todavia, cuando la persona con el intenso deseo de comer saludable, la rodea también una necesidad de perfeccionismo y control; un entorno donde el valor de estar delgado es alto y donde se juzga por como se ve; en una cultura donde la presión social por seguir ciertos ideales inalcanzables emitidos por imágenes con filtros, foto montajes y todo un equipo de marketing es la norma y mas que nada por la mala información que abunda las redes sociales y el media, de la necesidad de dietas excesivas, específicas y tendencias “novedosas" creando un miedo colectivo hacia prácticamente todos los enfoques alimenticios, dejando al espectador con un signo de interrogación y una pésima relación con la comida. 


Según el DSMV, la restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, un miedo intenso a ganar peso o a engordar, o un comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso y una alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio cuerpo, es la definición de anorexia. 


Esta definición acompaña el comportamiento de muchas personas con la intensa intención de comer saludable, sin jamás ser diagnosticadas, por estar escondidas detrás del ideal que se propone por la gran variedad de “expertos”, marcas de suplementos, programas de desintoxicación, casas de retiro y cada uno de los remedios mágicos para eliminar cada vez mas síntomas y enfermedades nuevas que necesitan seguir una serie de lineamientos alimenticios cada vez mas específicos jamás antes vistos.


Tal vez también, porque algunas de ellas, aun cuando están restringiendo su ingesta energética, tienen un miedo intenso a engordar y un comportamiento persistente que interfiere a que suban de peso, su cuerpo no refleja la imagen de anoréxica que tenemos en mente, dejando todo este grupo de personas en un limbo de trastorno de salud mental no atendido. 


Por si fuera poco, se hace aun mas triste cuando el comportamiento compensativo de no haber podido modificar las señales instintivas de hambre y seguir lineamientos estúpidos, es más comida. Creando el ciclo perfecto de restricción y atracones. 


Una ingesta en un periodo determinado, de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un periodo similar en circunstancias parecidas, acompañado de una sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio, donde se come mucho mas rápido de lo normal, hasta sentirse desagradablemente lleno, cantidades grandes de alimentos cuando no se siente hambre fisicamente, se come solo debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere y se siente avergonzado, con disgusto de uno mismo y deprimido. Es la descripción de un trastorno de atracones según el DSMV. 


Lamentablemente, se normaliza cada vez mas, propuestas grotescas de comidas, con sabores exageradamente dulces, salados, grasosos y picantes, creando una recurrencia insaciable, alterando el paladar natural, con sabores completamente artificiales, platillos muy… monchosos. Hasta la comida marketeada como saludable, tiene ese aspecto de mal gusto, donde si comparamos el contenido nutricional y calórico de la propuesta “sana” con su contraparte insana, sería sorprendente el resultado similar o superior. Esta imagen engañosa de productos y platillos pseudo sanos da pie para otro ensayo completo, sin embargo cabe rescatar el punto donde aun las personas con intención “normal” de comer sano, no están recibiendo los resultados prometidos. 


El culpable siempre es el individuo, que no pudo, que se equivocó, que le faltó, fuerza de voluntad, más restricción, algún polvo, pastilla recién inventada o mas consistencia, duración, inversión. 

El gancho perfecto para intentarlo de nuevo, ahora con mas intensidad, agregando ingredientes al caldo del trastorno alimenticio. 


Las campañas con mensajes intencionadamente dirigidos a las masas para generar cambios en el comportamiento alimenticio, han creado creencias negativas y miedos ante alimentos completamente necesarios para una alimentación balanceada; campañas anti-carbohidratos promoviendo una restricción severa y prohibición de alimentos como granos integrales, frutas y tubérculos. Enfatizan miedos de ganar peso, de resistencia a la insulina y problemas de salud relacionados con el consumo de un macro-nutriente completo. Las campañas anti-azúcar, resaltando los daños potenciales de consumir azúcar como causa de cáncer y claro, subir de peso y diabetes. La tendencia libre de gluten, resaltando los supuestos efectos negativos al ingerirlo productos que lo contienen, creando aversión y miedos aun sin tener las condiciones médicas que justifiquen eliminarlo. Las campañas anti-grasa,  para simplemente vender productos bajos o libres de grasa, usualmente añadidos de ingredientes procesados. 


 
 
 

“En las sociedades urbanas actuales se establece tanto para hombres como para mujeres un modelo corporal único: delgado, fuerte, andrógino, joven, uniforme; no es un cuerpo natural, sino que se adquiere con dietas, ejercicio, cirugía y el consumo de ciertos productos. En la mujer esta exigencia es más grande e implica mayores contradicciones que en el hombre: ser eternamente adolescentes y al mismo tiempo madres; físicamente jóvenes pero con la experiencia de la madurez, tener un cuerpo esbelto, hermoso y atractivo sin dejar de ser inteligentes, hábiles y astutas y ser pasionales pero sin perder el autocontrol, son algunas de las demandas contradictorias que se le hacen a la mujer en las sociedades actuales.”1 Saslavsky L. Bulimia y anorexia nerviosa... ¿enfermedades de la cultura? En: Beker E, Benedetti C, Goldvarg N. Anorexia, bulimia y otros trastornos de la conducta alimentaria. Prácticas interdisciplinarias. Argentina: Ed. Atuel; 1996: 45,46,47.


La búsqueda de algo inalcanzable deja en el camino muchos heridos. 

Tenía 15 años la primera vez que recuerdo el comentario de que bajar unos kilos era un  buen objetivo antes del día del vestido. En un abrir y cerrar de ojos pasaron 2 semanas desayunando y cenando cereal y en efecto, después de unos kilos menos el vestido lucía mucho más, los piropos sobraban y el sentido de ‘lo logré’ era maravilloso.

En ese momento inició la prueba mas larga y ardua de mi vida; algo que parecía tan inocente convertido en un monstruo camuflajeado como algo normal, parte de ser mujer, de ser femenina. Un secreto que gritaba ayuda y una sociedad que aplaudía un día más de ganarle a las ganas de comer. 


Desafortunada o afortunadamente esa pesada mochila transparente la terminaría cargando el resto de la adolescencia y principios de la edad adulta. Con los años, la mochila empezó a agarrar personalidad, carisma, estilo, hasta que eventualmente se convirtió en una bandera de salud, de preocupación socialmente aceptada y de más aplausos por la ‘disciplina y constancia’ que conlleva.

Hice literalmente todo lo que estaba en mis manos para sacarle la vuelta al ‘diagnóstico’ a la etiqueta de trastorno y compensando siempre con una sonrisa.


"Son casi exclusivamente las mujeres quienes padecen anorexia y bulimia. El 90-95% de las personas afectadas son mujeres; de cada 10 personas que presentan anorexia o bulimia, 9 son mujeres.” 2 Moguel M. Los trastornos alimentarios, ¿cómo construyes tu vida? En: ÁLVAREZ Y BATTAGLIA. Monografía de bulimia y anorexia. Disponible en: www.monografias.com.


Aun y cuando entre mujeres, sabemos lo que conlleva el cuerpo antinatural, eternamente adolescente, la factura que cobra a nivel físico y emocional, el precio lo empiezas pagando sin saber los intereses extraorbitantes y la deuda inmensa en la que te empiezas a meter. Algunas de nosotras, aun sabiendo la magnitud de la cuenta que se debe, no somos lo suficientemente valientes para alzar la voz contra lo deforme que es el interior de un exterior sin curvas y lo importante que es avisar de la tormenta que se avecina a nuestras queridas de alrededor y sobre todo a las mas pequeñas.


Esa sonrisa siempre presente, esa boca siempre pintada y ese dejarnos hasta el final, no esta aportando nada a la hora de simplemente aceptar que por ahí no es. Seguir llevando la cuenta de lo que la báscula nos ha dicho que valemos todo este tiempo, por ahí definitivamente no es.


Es habiendo estado arrastrada por la tormenta y después de muchas oportunidades de ver la luz, que por fin el arcoíris se asoma para iluminar una posibilidad de abrir brecha y que finalmente esa bandera de la salud sea original, artesanal y recién hecha y no una imitación de segunda y con patadas de ahogado.


“La ansiedad, la impulsividad y la inestabilidad emocional son rasgos predominantes en quienes padecen bulimia. A veces estas sensaciones se exacerban cerca de las horas de comida.” 3 Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva/ Guía de Trastornos Alimentarios. 2008. Pag 19


¿Será que una de las causas de la violencia actual, es simplemente el hambre que ha sido distorsionada por ser un gusto adquirido o el peor enemigo?


Tener siempre hambre, ahora es el hobby de muchos y parte del currency es presumir lo impresionante del tamaño y lo monchoso que es el plato que tienes enfrente. Pareciera como si relajarnos en el instinto y nomás comer por supervivencia se convirtió en algo pasado de moda, aburrido y en cierto modo, hasta inaccesible. Alguien más es el encargado de decir cuándo, cuánto y qué se te antoja y si te gusta. 


Alguien más se encarga de uno por uno, eliminar tus gustos naturales y satanizarlos con bandera de violencia o sensibilidades.


Hoy en día es importante analizar, estudiar arduamente y completar una compleja estrategia para definir la próxima comida y a pesar del esfuerzo todos los caminos parecen tener contrapartes. 


¿Será que tanto comer con la cabeza no está ayudando para nada a la ansiedad, a la irritabilidad y a la inestabilidad emocional que se eleva considerablemente cada vez que se acerca la hora de comer? ¿Cada vez que al parecer, se tiene que defender y justificar con posturas políticas, con desordenes hormonales o con desinterés cada decisión y cada cambio de talla?


¿Será que una torta en el lugar y en el momento indicado equivale a un grito menos en casa, una palabra ofensiva menos en la calle, un juicio interno o externo menos?

¿Será que dejar de ponerle calificación a las niñas y adolescentes de acuerdo a que tan bien les queda el vestido equivale a una vida más enfocada en nutrir y fortalecer el interior? ¿Un gasto mas dirigido a cirugías del alma, moda del amor y cardio para quemar rencores?


“En el terreno psicológico se entiende que los trastornos alimentarios son síntomas de asuntos subyacentes relacionados con conflictos emocionales. La alimentación trastornada constituye para quienes la presentan formas de nutrirse o protegerse, de expresar ira, de autocastigarse, apaciguar tensiones insoportables, distanciarse de situaciones dolorosas y hasta crear una identidad.”4 Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva/ Guía de Trastornos Alimentarios. 2008. Pag 16


La cuerda floja de multifactores que están presentes en la carrera de obstáculos de la relación con la alimentación es impredecible y que tan alerta o cansados nos agarre el momento, es cuestión de suerte para la persona que se saca la lotería ese día, así como para la familia que muy probablemente ya haya corrido con ‘suerte’ anteriormente y esa infección contagiosa en forma de mochila transparente sea sin la menor intención heredada, al mas afortunado o desafortunado y más cercano. 

En otras palabras, desenredar la complicación, el sobreanálisis y la macro importancia del tamaño de la cintura de quien sea puede sin querer queriendo, aburrir al monstruo camuflajeado de hambre insaciable y darle área de oportunidad para que se retire antes de tiempo.


“La anorexia nerviosa, es la única que directamente puede causar la muerte (aunque la obesidad causa más muertes de manera indirecta); se puede considerar como una alteración del instinto de comer y se caracteriza por una percepción irreal de la perso- na y de lo que come.” 5 Sánchez Escobedo, Pedro A. Psicología Clínica. 2008. Pag 230


La etiqueta casi indeleble de trastorno alimenticio aleja a unos o más bien a unas cuantas, a la isla de locas; intensas o débiles, manipulables, borregas sin identidad. Mientras que aquí desde mis ojos se ven como las mas valientes de finalmente abrir la boca para otra cosa y exhalar después de tanto contener la respiración para comenzar a vivir. 

El resto de nosotros, fácilmente podremos vivir el resto de nuestras vidas con complejos escondidos, con restricción disfrazada de disciplina, con noches de pizzas tapando vacíos y entre bromas y bromas del cachete y de la panza.


Sin embargo, ¿no es esto también una alimentación trastornada? ¿No está claramente la forma en que comemos también manchada por el que dirán, por la soledad, por la impotencia, por el miedo a la escasez, por la nueva abundancia, por el recuerdo, por el futuro, por la falta de energía, por la saturación de actividades?

¿No es alimentación trastornada que la comida que comemos sea un sustituto de atención que nos deberían de haber dado los papás, o un premio de consolación? Es  decirle alimentación trastornada suficiente etiqueta, cuando comemos en vez de tener novio, en vez de hijos, como pretexto, ¿cómo razón?


Lo más básico y fundamental del instinto humano, del instinto animal, trastornado y disfrazado de todo menos de una fuente de energía, de supervivencia, de gozo, de celebración, de algo puro, simple y profundo a la vez.

Un día a la vez, no se puede cuando se habla de la comida. Un día a la vez con la propuesta de abstenerse de algo imprescindible para vivir, es una contradicción. Una prohibición y un evitar por completo, al mas innegable combustible de la vida, un delego de poder, un lavarse las manos a lo que no puedes controlar, es seguir adornando la pesada, cada vez mas apropiada, mochila transparente, cada vez más refinada, cada vez más necesaria. 


Seremos hoy más que nunca capaces de diagnosticar y terapear trastornos. De ponerle nombre y apellido a cada particularidad y rasgo específico. Tal vez también somos más capaces a la hora de predecir tendencias, de justificar las causas del entorno y de medicar con mayor exactitud el coctel perfecto de subidas y bajadas. 

Seremos hasta mas capaces hoy de recetar resiliencia, adaptabilidad y aceptación.


¿Qué tanto hemos avanzado como humanos si la meta cada vez se hace mas inalcanzable, si esa meta cada vez nos separa mas de los demás? 


El objetivo decimos es regresarle el poder al ‘usuario’, que se dé cuenta del poder que tiene ahí y que no ha podido ver. Quisiera que más veces el objetivo fuera también reconocer en nosotros el poder que no hemos tenido el valor de ver, por la complicación que implica salirnos de lo que ya controlamos, de lo fácil, de lo práctico, de lo suficiente y ser ejemplo de esa alineación con lo que es natural, simple y profundo. 


Del tamaño de tu sombra es tu luz, era parte de lo que me mantenía entusiasmada de no perder la fe de encontrarme del otro lado del túnel cargando esa mochila que cada vez se hacia mas pesada y a la vez mas cómoda. Me recargaba el saber que tal magnitud de incertidumbre y descontrol podían supuestamente convertirse en fortaleza, sabiduría y hasta servicio. 


Fueron incontables retrocesos, reincidencias, estrategias, secretos, mentiras, muchos de los cuales pudieron ser evitados, si no hubiera escuchado ese día, en ese momento, ese comentario de verme mejor en el vestido. Muchas de los cuales pueden todavia ser evitados por muchas de las niñas que cada vez más chicas y que sin mala intención escuchan un comentario o muchos, de su tamaño, de su forma, de sus gustos.

Que escuchan elogios 

Que escuchan críticas… siempre en análisis de su figura, de su cara, de su delgadez, de embarnecer.


La búsqueda de algo inalcanzable es otra definición de locura, cuando se busca la foto de algo en constante movimiento, cuando se quiere llegar a un lugar que no es material. Un holograma de perfección que se mueve a la velocidad de la luz. 

La búsqueda de algo inalcanzable porque no existe, es la primera que tiene que desistir. 

Mientras más resistencia más fuerza y querer eliminar algo luchando, querer forzar algo que no es, deja muchos heridos. Algunos con traumas permanentes. Algunos con cicatrices bien sanadas y algunos con heridas abiertas sin atender por que jamás son lo suficientemente visibles para darles el tiempo y la importancia. 



1 Saslavsky L. Bulimia y anorexia nerviosa... ¿enfermedades de la cultura? En: Beker E, Benedetti C, Goldvarg N (comp.). Anorexia, bulimia y otros trastornos de la conducta alimentaria. Prácticas interdisciplinarias. Argentina: Ed. Atuel; 1996: 45,46,47. 

2 MoguelL M. Los trastornos alimentarios, ¿cómo construyes tu vida? En: ÁLVAREZ Y BATTAGLIA. Monografía de bulimia y anorexia. Disponible en: www.monografias.com

3 Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva/ Guía de Trastornos Alimentarios. 2008. Pag 19

4 Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva/ Guía de Trastornos Alimentarios. 2008. Pag 16

5 Sánchez Escobedo, Pedro A. Psicología Clínica. 2008. Pag 230

 
 
 

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